Ayer, después de varios años, pude volver a leer todos los correos que nos enviamos desde aquel "¿Aún existes?".
Esa fue tu última invitación para unir nuestras vidas. ¿Sabes? Te he pedido muchas veces una segunda oportunidad. Ayer me di cuenta que esa era la segunda oportunidad y fui cobarde para tomarla.
¡Qué estúpida!
Al fin voy adquiriendo esa madurez que pensé que tenía. Estuve muy tranquila al leer tus palabras y comprendí que tus respuestas monopalábricas eran necesarias para no seguir el juego de mis kilométricos discursos de porqué no puedo salir de aquí.
Leí, también, uno de mis correos, en los que te suplicaba me dejaras de buscar porque soy una persona complicada que solo busca arruinar más todo lo que tengo alrededor (o algo así).
En mi epifanía, pude ver que este blog es otro discurso kilométrico para justificar mi cobardía. Al final, no tomé más acciones que lanzarme a los brazos de la mediocridad y Tratar de ser feliz con lo que tengo, viviendo la vida intensamente... Aunque, solo era otra tontería que me conté a mí misma.
En fin, ni salí ni saldré de esta vida; pero por lo menos dejé de buscarte en las calles, en las canciones, en las lágrimas, en mis sueños. Te dejo en paz al fin. Ja ja ja, sé que hay otras entradas en las que digo lo mismo, pero esta vez lo entiendo desde otra perspectiva.
Te amo, para siempre, como te recuerdo, Intocable, inaccesible...
Irreal, irreal...
No hay comentarios:
Publicar un comentario