Porque te extraño a morir...

Mi querido Sr. León:

No hay palabras ni motivos para perdonarme.

Lo siento.

domingo, 19 de octubre de 2014

Día 30

Tengo más de 30 días, en realidad, que no sé de ti. 

Mi recordado y extrañado Sr. León: 

¿Qué fue lo último en lo que estuvimos de acuerdo? 
En términos generales, los pasos para iniciar una nueva relación comienzan por no tener ninguna. Es tanto como esa pregunta capciosa que reza "¿qué se necesita para encender una vela?" 
Primera y sabiamente, que esté apagada. 
Al menos en este lado del mundo, es mal visto tener más de una relación amorosa vigente. Sólo que lo nuestro ya no tiene ni relación ni amor. Lo que lo convierte, al menos bilateralmente, en un tema absurdo y del que no vale la pena hablar. 
Unilateralmente, me encuentro yo queriéndote y deseándote con todas las células de mi cuerpo. Más espiritual que físicamente. 
Y dados los temas espirituales, esta semana se repitió tanto una frase loca en mis días que, casi me terminan de agotar el juicio poco que me queda. 
SÓLO TENEMOS UNA VIDA. Ya lo había escrito Gabriel García Márquez en Del amor y otros demonios, "Vivo espantado de estar vivo". 
Muchas cosas en esta vida tienen un sentido casi lógico cuando se trata de reparaciones. Si la licuadora no sirve, tírela y cómprese otra.  Si se acabó el block de notas, tírelo y compre otro. Si se acabó el amor con su pareja, bótelo y consiga otro. Si echa a perder su vida... Bueno, eso si que debe estar bastante muy difícil de solucionar. 
No vamos a decir que se consiga otra vida, porque SÓLO TENEMOS UNA VIDA. 
¿Qué es echar a perder la vida? Digamos que una mujer conoce a un hombre en la etapa más temprana de la vida de ella y en la etapa adulta de él. Ella de 14 y él, 24. 10 años en esos números pueden resultar alarmantes y descabellados. Hasta grotescos y pervertidos. Pero si dejamos madurar a ella y a esa mezcla le añadimos una amistad, complicidad, intimidad no física y muchos códigos románticos espontáneos, en 10 años, serán una pareja de admirar. Ella con 24 y él con 34 pueden formar una familia ejemplar en muchos aspectos. La juventud de ella le llenará de energía a la casa, a los hijos, tendrá el entusiasmo de ser y hacer lo que a él le hará feliz. Él, con su experiencia y su sabiduría, será un complaciente compañero de vida, soporte para su mujer. La parte fuerte que ella quiere de él. 
La desgracia ocurre cuando ella se va con un cabrón que le promete hacerla feliz porque lo único que siente por ella es lástima. 
Simple y llanamente, lástima. 
Cuando ella se da cuenta de esa soberana estupidez en la que ha cambiado todo por nada, ya no hay nada que pueda salvarla y remediar el daño. 
El daño está hecho. 
Las almas están lastimadas y rotas. La vida se vuelve el infierno del cual no se puede salir. SÓLO TENEMOS UNA VIDA. 
Todo está vuelto una mierda y no hay nada que remedie lo que es irremediable. 
La peor tragedia de una persona no es morir, si no vivir la muerte todos los días. 
SÓLO TENEMOS UNA VIDA. 
Esa es mi tragedia. 



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