Ya era de noche, muy tarde. Sin embargo, me podía quedar horas haciendo una llamada infinita para escuchar tus historias del día y para calmar mis ansias de oír tu voz.
"Mi vida, quiero ser papá" me dijiste una noche.
Te pregunté qué habías dicho, y volviste a repetir la misma frase, sólo que más lento.
Mi súper extrañado Sr. León:
Casi alcanzo cierta edad. Me he dado cuenta que todavía me faltan muchas cosas por vivir y ya me quiero morir.
Había pensado que, para estas fechas, estaría embarazada o ya con un hijo entre mis brazos.
No es sólo el deseo y el instinto maternal por ver ese sueño realizado. Como sabemos, un hijo se puede engendrar con cualquier hombre. Aunque, de engendrar a criar hay un mundo infinito de posibilidades que se atraviesan.
¿Qué te digo que no sepas?
No es el hecho de volverme madre lo que me atormenta, si no que me doy cuenta que el tiempo se está pasando y quizás, para cuando lo intente, mi cuerpo pueda ponerse en el plan de no querer darme ese gusto.
Claro que es una posibilidad, no es un hecho. Es una posibilidad que me atormenta.
Otra de las cosas que no me dejan dormir por estos días, es saberte tan lejano... Si hay alguien con quien quiero compartir esa experiencia, me gustaría que fuera un hombre que también quiera vivir conmigo esa aventura de ser padres.
¡Cómo me gustaría que esa noticia te viniera bien a hacer un festejo grande y que publicáramos en Facebook que al fin seremos padres!
Pero no en esta vida.
Hoy, me he tomado la segunda Postday porque tuve que cumplir con mis deberes de esposa. Tuve hacerlo porque estoy segura de que la noticia no será bien recibida en este lado del mundo donde decidí vivir sin ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario