Porque te extraño a morir...

Mi querido Sr. León:

No hay palabras ni motivos para perdonarme.

Lo siento.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Magia... Magia y tristeza

Un poco más, será un alivio para dos fracasos 
Y si te vas, llévate al menos mis cansados brazos 
Al fin que ya te di mi cariño, mi fe y mi vida entera 
Y si no te los llevas ¡qué me importa! Que se queden afuera

Álvaro Carrillo.

¿Que quién y por qué... ? ¿Cómo...?
Pero sí, existe la magia. La magia entre las paredes, el viento, los lugares... Aunque, para colmo de males, siempre son los lugares que nos separan, a los que llegamos a destiempo, desfasados por días, noches, compañías... Gentes.
Yo también estaba ahí. Pero con muchos meses de retraso. Tuve la desgracia de quedarme en un solo sitio, en el mismo que no me decía nada, pero que, estoy segura, también compartiste.
Así que, compartí la misma cama, pero en la soledad de la compañía mediocre de mis últimos días, compartí mi regadera con tus brazos de ilusión, con tus brazos de imaginación. 
¡Explótame!
¡Explótame los sentidos, explótame tus palabras y quítame las ideas de la cabeza!
Estuve ahí, y lo vi. Vi todo, vi las calles, las terrazas, las cosas... La gente... 
Y entre toda la gente, sonó Álvaro Carrillo. Estuviste ahí, en el espacio que estaba yo ahí... Pero tú ya te habías ido. Pero llegué muy tarde por ti. 
Te esperaba en la noche, te esperaba en la mañana, te esperaba en mi regadera... En mi agua caliente de la ducha; pero no estabas

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